Guadalupe Ruiz, Léa Fluck.
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Más que imágenes de exilio, las fotografías de Ruiz logran comunicar una muy singular extrañeza ante lo cotidiano, especialmente para quienes vivimos en Colombia o Latinoamérica. Ruiz trabaja con las personas de su propia familia descentrada, en el sentido en que la fotógrafa entra a ocupar, entre su propia gente, un lugar en el que no acaba de acomodarse. Podría pensarse que el trabajo de Ruiz es melancólico, pero no es así: la fotógrafa ha escogido retratar a sus primas en el máximo esplendor de su juventud, rebosando sensualidad, toma a su padre como modelo y le hace asumir poses burlescas, y se vale de su tío para construir un personaje caricaturesco y excéntrico. Sus paisajes tienen el enorme mérito de mostrarnos, de una manera verdaderamente sorpresiva y personal, entornos que para nosotros se han convertido en lugar común.